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miércoles, 6 de mayo de 2009

Tiempos de Despertar

Sólo los necios y cobardes son capaces de negar la realidad, es por ello que hoy día cuando el país se encamina a la peor crisis económica de la historia, nuestra responsabilidad como ciudadanos nos pesa más que nunca.

La situación es difícil ya como para no verla, más aun, cuando el régimen amenaza con más represión, tratando de frenar el descontento de un país que no ve luces de esperanzas. Pensar que el recorte presupuestario o la devaluación disfrazada, no va afectarnos es tan solo una mentira frágil que se cae solo con ver la cantidad de protestas que se desarrollan a diario.

La verdad es que nuestro gentilicio nos ha de dar escozor, pues los héroes de la independencia no imaginaron nunca que la patria por la que murieron seria vejada en nombre de un Comunismo pasado de moda y retrograda. Bolívar en medio de su grandeza como Militar jamás imaginó la vergüenza del ejército que él comando, una institución convertida en oficina de un partido político, desdeñando su gloria e historia de libertadores, sirviéndoles a los asesinos de la guerrilla colombiana que se manchó las manos más de una vez, con sus compañeros de armas, hijos de la patria que cuidaban de nuestras fronteras y que fueron masacracados.

Atrás quedaron los insultos al uniforme, que Blanca Ibáñez hizo en su breve reinado, o las corruptelas del periodo de Caldera II. Lo de ahora es represión a la protesta, allanar la alcaldía metropolitana elegida por el voto popular, desviar recursos de Mercal o de cuanto instituto civil sea administrado por uniformados y de servir de respaldo al tirano, en un proyecto de destrucción del aparto productivo. El lacayismo lo llevan entre las charreteras, con el descaro del cobarde, con la desgracia del traidor.

El ejercito forjador de libertades murió con los comandantes enterrados en el panteón nacional, y la dignidad de la bandera la ensuciaron con las cuentas en dólares del exterior. El honor desteñido con la sangre de los protestantes es un recuerdo lejano e incomodo para quienes aplauden sonrientes a la muerte de la democracia.

Los días se vienen sucediendo como en una caravana macabra de injusticias, como presidiendo el final de la dictadura, marcando el destino de la peor banda de corruptos y traidores a la patria, la historia los juzgará por sus errores y omisiones.

El tiempo de Dios es perfecto y los culpables siempre son castigados.

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